#ego
https://lagreytarragona.wixsite.com/lagrey/ego-thomas-keis
En una sociedad en la que prima la propaganda, y en la que la exhibición pública se hace en todas las situaciones y partes posibles. Nos tenemos que plantear hacia donde nos dirigimos. Creemos que los algoritmos saben todo de nosotros, es mentira, nosotros regalamos nuestros datos a las grandes plataformas qué a través de la IA, acomodan su propaganda a los gustos que exhibimos. A nuestra poca capacidad para negarnos al uso indiscriminado que se hacen de los mismos. Somos la sociedad del YO, en mayúsculas, sin darnos cuenta de que esa unicidad nos está abocando al desastre como comunidad. Como ser social.
En “#ego”, Thomas Keis utiliza uno de los viejos medios de publicidad para realizar su obra-acción, interpela sobre nuestro papel en un mundo que parece cernirse a los parámetros del consumo. Una valla blanca, un hashtag y una palabra. La estructura minimalista se vuelve así en un acto de rebeldía y suplantación. El “YO” se intensifica y a la vez se convierte en objeto de dispendio global. Una acción que deviene, en su simplicidad, a una concepción absoluta para mostrarnos cómo somos. En “#ego”, al utilizar el hashtag, se intensifica en un mundo de etiquetas. Todo puede catalogarse en nuestras vidas de forma abusiva.
En la segunda acción que conforma “#ego”, Thomas Keis, destruye los paneles de las vallas con una máquina de doblaje de chatarra. El YO es destruido, convertido en un módulo mínimo, en el que ya no es reconocible, ni la forma de la valla, ni los vestigios de la pieza realizada. Apareciendo una obra nueva. Una resurrección, se transforma ante nuestros ojos. Pero a la vez nos muestra cómo acaban los medios de propaganda (véase las grandes empresas de obtención de datos de la red) con nosotros, destruyendo nuestra propia alma, convertidos en una amalgama de metal, pintura y papel doblado. ¿Nos podemos reconocer en el resultado?
Lo que exhibimos, por supuesto, no es lo que tenemos. Pero creemos que es lo que somos. Quizás esta humanidad es solo un error en matrix y siempre hemos sido parte de un algoritmo defectuoso.
Antonio Luque